Drakke Reloaded

El dragón es una criatura que se ha percibido de dos maneras. Se le ha considerado como dador de caos, y como un dios que brinda bienestar a las personas. El dragón era, para una mitad del mundo, una criatura repulsiva y violenta, pero para la otra mitad era gentil y sabia.
El dragón yo lo defino con esa dualidad, un dragón, no dos especies distintas. Un dragón es un ser de increíbles poderes, que puede crear y al mismo tiempo destruir. El dragón es la fuerza de la naturaleza, es el ser mágico por excelencia. Y si algo es común entre el ser humano, es que todos respetamos a estos seres, ya sea porque les tememos o porque los alabamos.
Yo me identifico con el dragón porque yo me encuentro en esa dualidad, no solo conmigo mismo, si no también con las personas. Tengo la capacidad de lastimar a las personas, pero también puedo sanarlas, ayudarles. Soy un buen amigo, por eso las personas me respetan y me quieren.
Pero como las cualidades del dragón, suelo reservarme a mí mismo, usualmente yo no voy a las personas, me quedo cuidando mi tesoro en o profundo de la cueva que es mi mente. Como en las historias de antaño, el dragón no acude a las personas, las personas acuden al dragón.
Como aquella bestia, espero a que ellos vengan a mí, y desde mi guarida los veo venir, estudiándolos observando con mis ojos de dragón lo más profundo de su corazón, previendo sus intenciones. Y cuando al final lograron sobrevivir el peligroso camino, les otorgo lo que vinieron a buscar, una parte de mi tesoro. El tesoro del dragón.